Tuesday, August 04, 2009

Es curioso (y casi gracioso) el impacto que puede generar una simple canción.

En el post anterior hablaba de esa curiosidad y deseo melómano de abarcarlo todo, de explorar lo raro, lo desconocido, de inmiscuirse en sonidos y géneros exóticos, poco convencionales, que en definitiva, creía yo, era lo que alimentaba el amor por la música.

Escucho “Molly’s Lips” de los Vaselines interpretada por Nirvana e inmediatamente todo cambia. Y pienso que es en el pop donde esta la respuesta, en la canción de dos minutos y medio, en el estribillo demoledor, en las guitarritas.

Tal vez. Hasta la próxima epifanía.