Thursday, March 11, 2010

Woman is the Nigger of the World

Se ha dicho de “Jeanne Dielman, 23 quai du Commerce, 1080 Bruxelles” que es la obra maestra o definitiva del feminismo. Ante una sentencia así uno esperaría una película llena de exhortaciones, frases y consignas dirigidas a la toma de conciencia, la rebelión y la independencia femenina. Nada más alejado de lo que presenta Chantal Akerman en su film.

Roland Barthes en “El Placer del Texto” planteo la dicotomía de Textos de Goce/Textos de Placer, siendo el primero a aquel que pone en estado de perdida, desacomoda, hace vacilar los fundamentos históricos, culturales, psicológicos del lector, la conciencia de sus gustos, sus valores, poniendo en crisis la relación con el lenguaje, y aburriendo incluso. "El texto de goce no satisface los requisitos del placer fácil demandado por la economía del mercado, leerlos puede rozar más el aburrimiento que el disfrute". Y “Jeanne Dielman” es claramente una película de goce.

Muy interesante y audaz la idea de Barthes de revalorizar el concepto de aburrimiento con parte integral de la obra de arte, a partir de esto él no intenta justificar cualquier bodriazo, sino que lo hace para considerar una obra en todos sus aspectos y poner foco sobre un aspecto omnipresente en toda obra y que nadie se atreve a mencionar: toda obra aburre aunque sea un poco. Y es que “Jeanne Dielman” aburre, y si se hace por momentos intolerable, es porque justamente la vida, la realidad es intolerable, aburrida, especialmente para las amas de casa. Jeanne Dielman despierta, prepara el desayuno, despierta a su hijo, lava la vajilla, ordena la casa, hace la cama, prepara el almuerzo, toma un té, sale de compras, limpia. ¡En tiempo real!.

Akerman se opone a la idea del arte como una forma de escapismo, ella sabe, como decía Lukacs, que las verdaderas obras maestras son las que están comprometidas con su tiempo, las que toman posición sobre los grandes fenómenos de su época, las que nos hablan de la alienación cotidiana y nos hacen reflexionar, lo interesante es que justamente a pesar de ser filmada en 1976 la película sigue vigente, volviendo universal a su critica.

Decía, acá no hay nada explicito, Akerman deja que la forma hable, pero no a través de lo estético o lo retórico, ella se vale del tiempo, ella deja que el tiempo corra, fluya y que este hable. Esta forma brutal de mostrar un día cotidiano de un ama de casa hace detonar todas las representaciones y estereotipos presentes, hace que vivamos un día entero en los zapatos de otra persona y que experimentemos lo que ella experimenta.


















Vuelvo: Jeanne tiene una doble vida, en una limpia la casa, hace las compras, cocina de forma inmutable y sistemática. En su otra vida se prostituye diariamente en su casa para poder solventar los gastos de su familia. Pero una y otra vida es la misma, ella lleva este lado oscuro –al principio- de una forma completamente ordinaria, la cumple con la misma mecanicidad con la que cocina las milanesas (posta). Pero sin embargo en un momento al final del segundo día tras acompañar a uno de sus clientes, se produce un quiebre prácticamente imperceptible en ella. No hay grandes revelaciones o indicios que nos permitan saber un cambio significativo, solo un frasco destapado, una luz que se olvido apagar, las papas que se olvido comprar, y una cuchara que se le cae de las manos. Pero esto traerá consecuencias.

“Jeanne Dielman” es como la versión fílmica de todas las ideas Virginia Wolf, aquí no hay nada del feminismo “romántico” de “La sonrisa de Mona Lisa” y derivados hollywoodenses, la rebelión y procesión van por dentro. La vemos vacilar mientras pela las papas o introspectiva haciendo tiempo en un sillón, y nos preguntamos en que piensa? qué pasa por su cabeza? En otra película uno esperaría que ella tome conciencia de la opresión, del tedio de su rutina, del mandato injusto de un sistema social de cientos de años, pero aquí tranquilamente puede que este simplemente repasando mentalmente la lista del supermercado. En todo caso esa incapacidad para notar las representaciones fijadas por años y años, se transforma en violencia, en una silenciosa y progresiva violencia.

Otra cosa que me pregunto es a quién esta dirigida la película de Chantal Akerman? Si hacemos una separación grosera entre el publico femenino uno puede pensar que una ama de casa difícilmente asista a una película de 200 minutos, lenta, “sin historia” y que además la refleja de un modo descarnado, y por otro lado a las mujeres cultas, cool y sofisticadas que miran esta clase de película no les hace falta ver una película de tres horas para llegar a una conclusión que ya sabían o intuían. A los hombres entonces? Puede ser, pensemos también en el contexto en el que fue producida la película, esta funciona claramente como una crítica al sistema social imperante, y es tal vez justamente en el hombre en el que puede (o pudo) hacer más mella, el que da por sentado a aquella figura omnipresente y querida que en este lado del mundo llamamos la “vieja”.

Todavía no decidí si es una gran película o no, sé que no volveré a verla pronto, pero como decía Roland Barthes “estar con quien se ama y pensar en otra cosa: es de esta manera que tengo los mejores pensamientos, que invento lo mejor y más adecuado para mi trabajo. Ocurre lo mismo con el texto: produce en mí el más adecuado placer si llega a hacerse escuchar indirectamente, si leyéndolo me siento llevado a levantar la cabeza a menudo, a escuchar otra cosa”.

Monday, March 08, 2010

Silvia Prieto (Martin Rejtman, 1999)













-Hoy soñé que tenia tus uñas postizas y que me cortaba la yugular
(…)
-Donde esta la yugular?
-No sé
-Pero si me dijiste que lo soñaste
-Debo haber soñado la palabra.