Tuesday, August 30, 2011

@RolandBarthes y el #FinDelLibro


Escribir por fragmentos: los fragmentos son entonces las piedras sobre el borde del círculo: me explayo en redondo: todo mi pequeño universo está hecho migajas: en el centro, ¿qué?

Gide: "porque es preferible la incoherencia al orden que deforma"

Como le gusta encontrar, escribir, comienzos, tiende a multiplicar este placer: es por ello que escribe fragmentos: mientras más fragmentos escribe, más comienzos y por ende más placeres.

El Zen pertenece al budismo torin, método de la apertura abrupta, separada, rota (…) El fragmento, (como el haiku) es torin: implica un goce inmediato: es el fantasma de un discurso, un bostezo de deseo. Bajo la forma del pensamiento-frase, el germen del fragmento se le ocurre a uno en cualquier parte: en el café, en el tren, hablando con un amigo (surge lateralmente a lo que él dice o a lo que digo yo); uno saca su carnet, no para anotar un "pensamiento", sino algo como un cuño, lo que otrora se hubiese llamado "un verso".

El fragmento es como la idea musical de un ciclo cada pieza se basta a sí misma y, sin embargo, no es nunca más que el intersticio de sus vecinas: la obra no está hecha más que de piezas fuera de texto.

El fragmento tiene su ideal: una alta condensación, no de pensamiento, o de sabiduría, o de verdad (como en la Máxima), sino de música: al "desarrollo" se opone entonces el "tono".

Tengo la ilusión de creer que al quebrar mi discurso, dejo de discurrir imaginariamente sobre mí mismo, que atenúo el riesgo de la trascendencia.

Entonces, ¿no es la meta de todo esto el otorgarse el derecho de escribir un "diario"?



("Roland Barthes por Roland Barthes", 1975)

Friday, August 19, 2011

Sobre la historia natural de la destrucción




La noche final de los hombres

inevitable, llegará

y tras ella sólo sus creaciones se mantendrán en pie

ciudades, maquinas

testigos silentes del horror

dominarán

pero ellas tampoco serán ajenas

al gen

al tiempo

al fin

Saturday, August 06, 2011

Où gît votre sourire enfoui? (Pedro Costa, 2001)

En lugar de una concepción saussuriana/metziana del montaje, en la que cada plano cobra su valor a partir de la relación, de la diferencia que establece con otros planos (“una lengua es un sistema de diferencias”), “¿Dónde yace tu sonrisa escondida?” de Pedro Costa es, en ese sentido, sutilmente derrideana. La différance (planteada por Jacques Derrida) no niega a Saussure, ya que en realidad lo absorbe y lo lleva aún más lejos: un plano, una huella cobra su sentido no sólo de su relación con respecto a los demás, sino también de la diferencia con respecto a consigo mismo: no hay un significado (inmediato o posterior) que venga a completar el significante, sino que este se difiere, se disemina pero tambíen se opone a cualquier idea de completud o de identidad plena (como el sujeto en Lacan, la huella es pura heterogeneidad). Por una cuestión temporal entonces a Costa le es imposible registrar el modo como el montaje de la películas de Jean-Marie Straub y Danielle Huillet incide sobre lo narrativo o argumental (entraríamos dentro del terreno del sistema, de la vaga idea de totalidad), ya que para lograrlo su film debería durar aproxidamente tres meses o bien presentar una película que sea en efecto la película de los Straub (idea exquisitamente borgeana). En todo caso el portugués decide registrar el trabajo que la pareja realiza con el plano; allí, en ese extraño momento en el que los directores, cuales escultores incidiendo directamente sobre la piedra (metáfora mencionada por el propio Straub), tratan de darle identidad, autonomía a la imagen (si es que algo así es posible), en ese doble juego entre la teoría y la praxis, entre "Sicilia!" (1999) de los Straub y el propio film de Costa, es donde se intenta captar la singularidad del evento, del montaje en si: ¿cuándo empezar y cuándo terminar el plano? he ahí la cuestión.