Wednesday, September 19, 2007
Experiencias Oniricas Vol. 1
Estoy meando. Cuando termino y estoy sacudiendo, sorpresivamente por que no siento nada que me lleve a eso, bajo un poco el cuerito y ahí veo algo gris en mi pene. No puedo dilucidar rápidamente que es. Cuando lo quiero sacar se desprende- o se despega- como si fuera una babosa abrazada a mi. La tengo entre los dedos, es como el estado anterior a la rana que no me acuerdo como se llama, como un espermatozoide grande. Lo tiro a la pileta del baño (¿por qué no al inodoro?), ahí puedo apreciarlo mejor, aunque en realidad esta es la primera vez que lo veo. Es gris, y tiene como unas extremidades o salientes del cuerpo blancas. Rápidamente empieza a crecer, y toma la forma de una pequeña lagartija o como un cocodrilo a escala para ser mas preciso. Cuando lo quiero agarrar para matarlo antes de que siga creciendo y después me mate el a mi, esta dentro del placard de baño y no le veo bien. Busco algo filoso a mano para clavárselo, agarro algo, se lo clavo pero con la misma mano a su vez lo agarro -no se como- del cuello (si es que este bicho tiene cuello) de forma que no me pueda morder. De hecho me esta mordiendo, tiene sus pequeños dientes/colmillos clavados entre mi dedo gordo y ...el que le sigue, pero no me duele. No es muy grande, será como... no es muy grande. Lo llevo a la cocina, ahí esta mi mama y le muestro el bicho, le cuento mas o menos, no lo cuento de su verdadero origen. Cuando me doy cuenta ese algo filoso que le había clavado era un cepillo de dientes, no es el mío ni ninguno que reconozca, lo miro con cierta atención y me llama la atención que esta limpio. Vuelvo a focalizar sobre el bicho, que ahora se mueve mucho, todavía lo tengo agarrado. Le pido a mi mama, un cuchillo, algo. Me dice que me fije en el cajón, pero me lo dice con total cotidianidad. Miro, el cajón ya esta abierto, agarro un cuchillo, no recuerdo exactamente si agarre uno común o esos tipos de carnicero, por que vi ambos en el cajón. Le tiro el cuchillazo y le corto la cabeza sin dificultades. Me sorprendo al ver que no sangra. En ningún momento veo la cabeza suelta, es como si hubiera desaparecido. Lo que me llama la atención, es que el pequeño cocodrilo, esta muerto, pero parado sobre sus patas como un muñeco de plástico, y que la herida o el lugar donde produje el corte es rosado pero un rosado similar a los relleno que tienen ciertos chocolates. Me despierto.
Subscribe to:
Post Comments (Atom)
3 comments:
Culpabilidad edípica recurriendo a castración voluntaria como único medio para regresar y quedarse definitivamente en la fase oral de aún incompleta separación del yo-no yo
Me gustó el relato, lástima que haya terminado en un sueño. Hubiese sido mejor darle para adelante nomás. Me hizo acordar a Chuck Palaniuk, no sé por qué.
A propósito, la interpretación de arriba es absolutamente innecesaria. No debe de haber nada más pedorro que la psicología para leer la literatura. A no ser que sea una broma, claro.
Chau, hasta luego.
John lyre, me parece que a usted le falta un ironimómetro, para que le haga piiii en situaciones como esa.
Post a Comment